Queratoacantoma periocular
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El queratoacantoma es una tumor benigno, nodular y con cráter central queratinizado, que aparece habitualmente en la piel de la cara. Se aconseja el tratamiento quirúrgico de los queratoacantomas perioculares.
El queratoacantoma es una tumor benigno, nodular y con cráter central queratinizado, que aparece habitualmente en la piel de la cara. Presenta un crecimiento rápido durante una fase de 4 a 8 semanas, posteriormente se estabiliza y puede desaparecer espontáneamente a los 4 o 6 meses. Suele presentarse de forma solitaria y aunque su etiopatogenia no es conocida se han implicado agentes virales, traumatismos, exposición solar e inflamaciones. Cuando son múltiples debe descartarse xeroderma pigmentoso o síndromes asociados como el de Muir-Torre o de Ferguson Smith.
El diagnóstico diferencial básico es con el carcinoma escamoso; el queratoacantoma se presenta en personas más jóvenes, con la piel de alrededor de la lesión sana, sin queratosis actínicas extensas y con una mayor tasa de crecimiento inicial.
Las posibilidades de tratamiento son diversas: cirugía (curetaje o excisión con márgenes), crioterapia, quimioterapia intralesional o radioterapia; si bien la posibilidad de curación espontánea y su bajo potencial maligno hacen que la observación sea la opción más frecuente. La tasa de recurrencia después del tratamiento es del 8%, siendo más agresivos los tumores recurrentes que los tumores primarios. Aunque es raro tienen potencial para producir invasión neuronal y orbitaria.
En el caso de la localización periocular el crecimiento de la lesión puede ocasionar problemas en la función palpebral, con riesgo de exposición corneal o de epífora por anomalías de la posición palpebral, por lo tanto, los autores del artículo consideran que es conveniente el tratamiento en estadios iniciales en esta localización.
En el estudio presentado se revisan diez casos de queratoacantomas que fueron extirpados quirúrgicamente y analizados anatomopatológimante, comprobando que los márgenes de la pieza estaban libres de tumor. Los pacientes se siguieron durante una media de 35 meses y un mínimo de 3 y no se presentaron recurrencias. El diagnóstico previo a la intervención era correcto sólo en tres pacientes, la mayoría presentaban el diagnóstico de carcinoma de células basales (40%), etiquetándose también algunos de cuerno cutáneo, queratosis folicular inversa o inflamación.
En conclusión, los autores aconsejan el tratamiento quirúrgico de los queratoacantomas perioculares en estadios iniciales, permitiendo el estudio anatomopatológico completo y por lo tanto el diagnóstico diferencial con otras entidades similares clínicamente. Así mismo con la intervención precoz se puede prevenir la destrucción local del tejido, el crecimiento del tumor e la invasión orbitaria.
El diagnóstico diferencial básico es con el carcinoma escamoso; el queratoacantoma se presenta en personas más jóvenes, con la piel de alrededor de la lesión sana, sin queratosis actínicas extensas y con una mayor tasa de crecimiento inicial.
Las posibilidades de tratamiento son diversas: cirugía (curetaje o excisión con márgenes), crioterapia, quimioterapia intralesional o radioterapia; si bien la posibilidad de curación espontánea y su bajo potencial maligno hacen que la observación sea la opción más frecuente. La tasa de recurrencia después del tratamiento es del 8%, siendo más agresivos los tumores recurrentes que los tumores primarios. Aunque es raro tienen potencial para producir invasión neuronal y orbitaria.
En el caso de la localización periocular el crecimiento de la lesión puede ocasionar problemas en la función palpebral, con riesgo de exposición corneal o de epífora por anomalías de la posición palpebral, por lo tanto, los autores del artículo consideran que es conveniente el tratamiento en estadios iniciales en esta localización.
En el estudio presentado se revisan diez casos de queratoacantomas que fueron extirpados quirúrgicamente y analizados anatomopatológimante, comprobando que los márgenes de la pieza estaban libres de tumor. Los pacientes se siguieron durante una media de 35 meses y un mínimo de 3 y no se presentaron recurrencias. El diagnóstico previo a la intervención era correcto sólo en tres pacientes, la mayoría presentaban el diagnóstico de carcinoma de células basales (40%), etiquetándose también algunos de cuerno cutáneo, queratosis folicular inversa o inflamación.
En conclusión, los autores aconsejan el tratamiento quirúrgico de los queratoacantomas perioculares en estadios iniciales, permitiendo el estudio anatomopatológico completo y por lo tanto el diagnóstico diferencial con otras entidades similares clínicamente. Así mismo con la intervención precoz se puede prevenir la destrucción local del tejido, el crecimiento del tumor e la invasión orbitaria.
Donaldson M.J, Sullivan T.J, Whitehead K.J, Williamson R.M. Periocular Keratoacanthoma. Clinical features, pathology, and management. Ophthalmolgy 2003; 110: 1403-1407.